Realizó sus estudios en Buenos Aires en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, donde se graduó en 1946, y la licenciatura en Procuraduría de Justicia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en 1948. Obtuvo el doctorado en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (fcpys) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) en 1994. Siendo muy joven se afilió a la Federación Gráfica Bonaerense y militó en la Cuarta Internacional en Argentina. En los cuarenta y cincuenta estudió la economía y la historia de su país y la del resto de los países latinoamericanos. Realizó distintos viajes por el continente, ayudando a fundar o a mantener los periódicos trotskistas locales. Poco después de su llegada a México fue recluido en la cárcel de Lecumberri por pertenecer a la Cuarta Internacional. Producto de ese encierro es su discutida obra, La revolución interrumpida. Ha sido profesor visitante en varias universidades de los Estados Unidos como Berkeley, Stanford, Chicago, Maryland, Columbia, Yale, Nueva York y California. Ha impartido clases de Historia de México del periodo posrevolucionario, 1920–1940 en la fcpys de la unam. Con Guillermo Almeyra fundó la revista Coyoacan, en 1977. Ha participado en el consejo editorial de la revista Brecha (sobre debates de las ideas de la izquierda mexicana) y de Nexos y de las publicaciones electrónicas, Contrahistoria y Sinpermiso.com. Ha colaborado en Unomásuno, La Jornada, Proceso, Letras Libres y otras publicaciones periódicas. Militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (ptr) y en el Partido de la Revolución Democrática (prd); colaboró en varias juntas con el subcomandante Marcos y fue consejero de Cuauhtémoc Cárdenas durante su administración como jefe de gobierno de la Ciudad de México. Se le rindió un homenaje, en noviembre de 2009 en el coloquio internacional “Historiadores, narradores y troveros, miradas sobre la Historia”, realizado en la fcpys de la unam.

Adolfo Malvagni Gilly, ensayista, historiador, politólogo. Es reconocido como estudioso de los problemas políticos y sociales de América Latina y uno de los teóricos más importantes sobre la Revolución Mexicana. Su trabajo intelectual configura una de las obras más sólidas y constantes referidas a los movimientos de liberación social. En varios de sus libros y en numerosos ensayos periodísticos analiza el proceso revolucionario contemporáneo de México con los elementos teóricos del marxismo. La obra que lo convirtió en un clásico de este tema, La revolución interrumpida, es una interpretación materialista del movimiento armado, una combinación de análisis dialéctico, desmitificación y hecho político. “Su contribución a la historia de la Revolución es notable. Usted nos ha dicho cosas nuevas, ha recordado otras que habíamos olvidado y ha iluminado algunas que nos parecen oscuras”, le manifestó Octavio Paz al autor cuando apareció el libro. En opinión de Carlos Monsiváis, Gilly confirma que la Revolución Mexicana es un proceso legible y entendible y no una cadena de aberraciones históricas. En Arriba los de abajo, también trata estos asuntos. En su texto aparecido en Interpretaciones de la Revolución Mexicana, amplía la tesis postulada en su primera obra: la Revolución Mexicana no quedó incompleta sino interrumpida, dejando en las masas el sentimiento de una revolución inconclusa. Otra parte, también significativa de su trabajo, está recopilada en diversos volúmenes como La nueva Nicaragua (antiimperialismo y lucha de clases), Guerra y política en El Salvador y Por todos los caminos. Escritos sobre América Latina 1956–1982. Este último libro es la biografía de la tendencia política del autor. Uno de sus intereses teóricos consiste en acabar con el dogmatismo marxista, leninista o trotskista. No obstante el carácter y el rigor científico que caracterizan a sus estudios, éstos mantienen un tono irónico, entusiasta y con una fuerte dosis de pasión hacia los temas analizados. En México, la larga travesía, se refiere a la respuesta cardenista a la crisis de los años treinta, el ciclo de los años setenta, la caída salarial, el pri, la lógica de las multinacionales, el problema del tráfico de drogas y la estrecha relación y progresiva integración de México a los Estados Unidos. A finales de los ochenta escribió una serie de artículos que siguieron la búsqueda de Cuauhtémoc Cárdenas por alcanzar la presidencia México y el apoyo que recibió de los obreros, los campesinos y los intelectuales mexicanos. Coordinó el volumen Cartas a Cuauhtémoc Cárdenas. En sus textos más actuales aborda los hechos de la Revolución Mexicana con una interpretación inédita e innovadora, como puede constatarse en El cardenismo: una utopía mexicana, Tres imágenes del general y Felipe Ángeles en la Revolución. En Chiapas: la razón ardiente. Ensayo sobre la rebelión del mundo encantado trata otro de los asuntos incluidos continuamente en sus escritos: la lucha del pueblo chiapaneco y su constante asedio. En sus estudios, Historia a contrapelo, una constelación e Historias clandestinas desarrolla una visión crítica y propositiva de la función de la Historia y del historiador en el contexto de las realidades latinoamericanas. En El siglo del relámpago se refiere a los procesos de reestructuración del capital fundados en un desarrollo acelerado de las fuerzas productivas, especialmente de las tecnológicas, digitales y de la información. Los temas de sus últimos escritos refieren asuntos del neoliberalismo, la globalización, los problemas de América Latina y su inclusión en los procesos productivos, intercambios financieros y comerciales a nivel extra continental.