Juego de los amorosos, oficio de los poetas, Tatuar el humo es un deseo imposible: que la intensa biografía de un instante permanezca en la memoria de lo evanescente.
Cada poema —breve e intenso— es tatuaje que testimonia la historia de una sensibilidad dispuesta a recuperar la magia de un momento privilegiado, de una experiencia ya imborrable.
Aquí el poema —ese pequeño mundo suficiente y entrañable— se funda y se construye con unas cuantas palabras despojadas de su ropaje, desnudas bajo el signo de la levedad.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 1992. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.