"La herida es el lugar por donde entra la luz", decía el poeta persa Rumi para hablar de la cicatriz, aquello donde la poesía cumple la función anatómica de recubrir, cauterizar. La belleza es la higiene de la herida pero el culto a la fealdad de la cicatriz, su forma, es cirugía. En los versos de Ecografías se puede ver la brutalidad con que Priscila Palomares ahonda en la voz poética, hurgando en los más profundo de la cicatriz.
Cada poema se puede leer como un resumen clínico de la sociedad actual, y de la violencia de género ejercida hacia las mujeres desde la infancia. Nada escapa al ojo escalpelo de las voces que habitan en este libro. Claman, se cuestionan, interpelan al propio lector sobre su vida y su visión ante las cosas, esas cosas menores llamadas "cosas de mujeres": ser madre, gestar, cumplir la norma de lo socialmente aceptable por ser mujer. También nos habla del feminismo y de cómo hombres y mujeres interactúan ante ese proceso social que ha tomado y transformado al siglo XXI. Este libro, y su lenguaje quirúrgico, son el resultado de su tiempo y espacio: el cambio que se aproxima y la necesidad de la fortaleza de las voces que, como la de Priscila Palomares, vienen con él.
Esther M. García