Con una prosa llana y sin rebuscamientos, pero descriptiva y emocionante, la obra que usted tiene en sus manos es una novela histórica ambientada en las postrimerías del siglo XIX, “cuando aún se olía en la memoria la pólvora de los disparos cruzados entre republicanos y franchutes” que participaron en la Intervención y el fallido Imperio de Maximiliano.
Utilizando el recurso de dos narradores ubicuos, Abelardo Ahumada intercala en estos renglones la descripción de un interesante recorrido, hecho “a lomo de mula” por uno de los principales protagonistas de la actividad político-económica y educativa del occidente de México durante la segunda mitad del siglo XIX, a través de una de las partes más verdes y agrestes del estado de Colima, con el testimonio que ese mismo personaje pudo brindar sobre algunos de los más relevantes acontecimientos de la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa, que presenció, o de los que se enteró en primera fila, por haber sido gobernador de Colima en aquella precisa época.
Todo ello con una perspectiva que no necesariamente coincide con la versión oficial de la historia mexicana, y que, en medio de las bonitas descripciones que amenizan el alegre viaje por la selva colimota, nos brinda una mirada diferente de cuanto aconteció en nuestro país durante los cinco años en que nuestros tatarabuelos padecieron tanto por la ambición desmedida del tercero de los Napoleones, como por los errores cometidos por un presidente que, a la postre, tuvo la buena suerte de acabar convertido en prócer.