Los estudios de retórica se han orientado sobre todo a las figuras y la argumentación, pero también se han ocupado, aunque con menor énfasis, de otros elementos diversos que no pertenecen a estas dos dimensiones, aunque algunos de ellos son esenciales en ese arte, uno de los cuales es; el cuerpo del hablante y del interlocutor, cuyas posturas interesadas y pragmáticas presentes en el escenario merecen estudiarse desde la óptica de la retórica, pues la ejecución, llamada actuación o pronunciación, es objeto propio de esa disciplina, y sin ella el discurso queda trunco. Además, lo que se dice y cómo se dice no es lo único que persuade, sino que también son importantes los medios y los mecanismos mediante los cuales se transmite el enunciado, acomodados convenientemente a las expectativas del público y al contexto, los gestos, los ademanes, el timbre de la voz y todo aquello que puede otorgar poder persuasivo a la palabra; asimismo, la indumentaria, los colores, el porte y los potentes mecanismos de transmisión o ejecución, como los impresos, la pintura, la música, la escultura, la arquitectura, la publicidad, la fotografía, el cine y, en suma, las tecnologías digitales.
Otras obras de la colección (Bitácora de Retórica):
























