Por el momento no hay nadie en la casa, lo que no tiene nada de particular. A las siete, su mamá y su hermano están en el puesto de gelatinas. Y ella, en un día cualquiera, se levanta, se lava, y se pone su uniforme color primero de secundaria. Pero hoy no. Son las siete y está sentada en la orilla de la cama, como quien se sienta en lo alto de un abismo a contemplar el paisaje.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2006. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.