Pero ha sido difícil salir. Ha sido difícil no recurrir a las lágrimas o buscar un apoyo en el rencor, no apresurar torpes movimientos para recoger la valija. Ha sido difícil no sentirse envejecida, reseca, vasilante, y mirarse las manos sin pensar: mis pobres manos. Había sol en la calle. He salido perdida y he mirado a la gente y todo era terrible. Te he imaginado llegando, abriendo la puerta con un vago temor, como si algo de pronto chocara con tus párpados, y después parado en la mitad de la pieza, ante el desorden súbito, comprendiendo. He imaginado que no necesitabas leer mis palabras redundantes pues todo estaba escrito en cada cosa...
Con Ofelia desvaría, vuelven finalmente a Córdoba, la ciudad dónde amábamos tanto, burilados hasta la exquisitez, estos cuentos largamente retenidos por Raúl Dorra.
Los cuatro relatos que conforman Ofelia desvaría, de Raúl Dorra, son una de las apuestas más arriesgadas e interesantes de la narrativa contemporánea escrita en español. Publicada por primera vez en Argentina en 1999, se trata de una obra cuya forma es fondo, el cual experimenta una postura estética basada en la reiteración de enunciados que, como en la música de de J.S. Bach o los mantras tibetanos, induce a crear ambientes casi imposibles en la imaginación del lector, quien, gracias al lenguaje y a su multiplicidad de significados, afronta los arrabales de la condición humana como el acto puro y sublime que sólo se puede concebir en el estado de gracia de la expresión artística o religiosa.
