Nadie puede asegurar que yo haya muerto. Ni yo. Es cierto, no sé quien es aquel hombre que acarició mi pelo mientras dormía en la banca del parque; al sentir su mano supe algo, algo importante, pero no lo puedo precisar.
Vi a Julio. Hablamos. Lo amo más de lo que pensaba. Su voz era una caricia. Sí. Me gustaría decir: mi amor es más grande que cualquier otra cosa, ¿que la muerte?
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2005. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.