Era de noche, noche tranquila. Cristela hizo cálculos de lo robado y cenó inquieta pensando en el cantar del río. Estaba fresco, hizo un gesto de resignación al imaginar las caras de sus hombres cuando recordaron al Chan...
* Esta contraportada corresponde a la edición de 1997. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.