En el camino que resta distancia para ver Monclova, encontrarás una tela cubriendo sus fronteras, como un manto antiguo después de una lavada infructuosa. Aquí, hija mía, los ángeles caídos exhalan el viento sobre los hornos acerados...
* Esta contraportada corresponde a la edición de 1996. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.