La novela no es sólo el regreso de uno de los pocos superhéroes populares de la historieta mexicana, Fantomas, sino su recreación novelada por Gonzalo Martré, su guionista de cabecera. Escritor que le diera vida al personaje en México —sobre todo en los años setenta del siglo pasado— y con el cual Fantomas, la Amenanaza Elegante, alcanzó su estampa definitiva de asaltante de alta escuela, de gustos exquisitos y empeñado en las mejores causas políticas y sociales. Una nueva aventura del mítico personaje, con toda su parafernalia de sofisticada tecnología y bellísimas asistentes, con nombres tomados de los signos del zodiaco, y bajo la tutela espiritual del Profesor Semo, síntesis contemporánea de Merlín, Aristóteles y Leonardo.
En la trama, han pasado muchos años desde que Fantomas urdiera sus famosas aventuras en el Viejo Mundo, pero un accidente hiperespacial lo traslada a Messico, un país idéntico y paralelo al nuestro, dominado por la mezquindad y tropelías de políticos corruptos y gente enriquecida del peor modo, a los que decide enfrentar, como siempre, bajo la premisa qbrechtiana de que "la diferencia entre un hombre sin escrúpulos financieros y un gángster es mínima", premisa que tanto sedujera en su momento a Julio Cortázar, en su acercamiento al personaje. Situación que lleva a Fantomas al descubrimiento de que los mayores estafadores están más allá de las fronteras nacionales, pues son quienes monopolizan la usura universal.