"Me siento oscura y luminosa, provinciana y newyorka, violada y violadora; traigo ganas de usarlo para estrellarme contra una pared.
Violetta tiene quince años cuando cruza la frontera con más de cien mil dólares robados a sus padres, asimismo excelentes amigos de lo ajeno. Azarosamente desembarcada en Nueva York, sobrevive durante cuatro años a todo tren, gastando montones de dinero en caprichos caros y descabellados. Para mantener semejante tren de vida, acelerado todavía más por el polvo blanco que introduce por su nariz en cantidades generosas, se enseña a enganchar hombres en lobbies de hoteles lujosos. No sabe, ni le interesa, la cantidad de leyes, límites y preceptos a los que pasa por encima. Tampoco sabe que Nefastófeles, el supuesto rico heredero que la deslumbra, será como una daga clavada en su bella espalda hasta que, ya de vuelta en México, se tope con Pig, y llegue entonces la hora del Diablo Guardián. Pero lo que Violetta sí sabe es que es tiempo de arrojar los dados y cerrar los ojos, casi con ganas de que a todo se lo lleve el diablo; y que, generalmente, eso lo haces sólo cuando de plano crees que ya te va a llevar.
Violetta tiene quince años cuando cruza la frontera con más de cien mil dólares robados a sus padres, asimismo excelentes amigos de lo ajeno. Azarosamente desembarcada en Nueva York, sobrevive durante cuatro años a todo tren, gastando varios kilogramos de dinero malhabido. Para mantener ese ritmo, acelerado todavía más por el polvo blanco que introduce por su nariz en cantidades generosas, se enseña a enganchar hombres en lobbies de hoteles lujosos. No sabe, ni le interesa, la cantidad de leyes, límites y preceptos a los que pasa por encima. Tampoco sabe que Nefastófeles, el supuesto rico heredero que la deslumbra, será como una daga clavada en su bella espalda hasta que, ya de vuelta en México, se tope con Pig, y llegue entonces la hora del Diablo Guardián. Pero lo que Violetta sí sabe es que es tiempo de arrojar los dados y cerrar los ojos, casi con ganas de que a todo se lo lleve el diablo; y que, generalmente, eso lo haces sólo cuando de plano crees que ya te va a llevar.
Diez años después del Premio Alfaguara, tras numerosas ediciones y más de 250,000 ejemplares vendidos, Diablo guardián sigue vigente en las librerías, pero sobre todo en el ánimo de sus lectores, que continúan multiplicándose. Violetta, su protagonista, llegó para quedarse, y con ella Pig, personajes tan presentes en nuestro mundo cotidiano como las ganas de voltearlo de cabeza.
Sobre esta novela se ha dicho:
Los anglicismos enriquecen el bullente caldo verbal de Velasco para soltarnos la picaresca de la niña bien Violetta (con dos tes: la segunda la crucifica), clase mediana que al darse cuenta de que sus honorables papis se quedan con la mitad del dinero de sus colectas para la Cruz Roja, decide robarlos y largarse a gastárselo en Nueva York: Por favor, Diosito santo, quiero ser puta de cierto pelo.
Carlos Fuentes
Es el triunfo de una nueva estética. Es Desayuno en Tiffany’s en clave trash. Es antirrealismo mágico, una novela muy cómica escrita a los acordes de Iggy Pop y Siouxsie and The Banshees. Un esperpento en la frontera.
Alberto Fuguet
Amarga como todos los grandes pícaros de la literatura, Violetta es un personaje irritante y cautivador, que probablemente revolverá las vísceras a más de un lector … Con la creación de esta piruja globalizada y apátrida, su creador ha cumplido el sueño de todo buen novelista: condensar en un personaje el espíritu de una época.
Enrique Serna
Violetta tiene quince años cuando cruza la frontera con más de cien mil dólares robados a sus padres, asimismo amigos de lo ajeno. Desembarcada en Nueva York, sobrevive durante cuatro años a todo tren, gastando varios kilogramos de dinero malhabido. Para mantener ese ritmo, acelerado todavía más por el polvo blanco que introduce por su nariz en cantidades generosas, se enseña a enganchar hombres en lobbies de hoteles lujosos. No sabe, ni le interesa, la cantidad de leyes, límites y preceptos a los que pasa por encima. Tampoco sabe que Nefastófeles, el supuesto rico heredero que la deslumbra, será como una daga clavada en su bella espalda hasta que, ya de vuelta en México, se tope con Pig, y llegue entonces la hora del Diablo Guardián. Pero lo que Violetta sí sabe es que es tiempo de arrojar los dados y cerrar los ojos, casi con ganas de que todo se lo lleve el diablo; y que, generalmente, eso lo haces sólo cuando de plano crees que ya te va a llevar.
VI Premio Alfaguara de Novela 2003.
De Xavier Velasco, autor de Puedo explicarlo todo y La edad de la punzada.
Violetta tiene quince años cuando cruza la frontera con más de cien mil dólares robados a sus padres, asimismo excelentes amigos de lo ajeno. Azarosamente desembarcada en Nueva York, sobrevive durante cuatro años a todo tren, gastando varios kilogramos de dinero malhabido.
Para mantener ese ritmo, acelerado todavía más por el polvo blanco que introduce por su nariz en cantidades generosas, se enseña a enganchar hombres en lobbies de hoteles lujosos. No sabe, ni le interesa, la cantidad de leyes, límites y preceptos a los que pasa por encima. Tampoco sabe que Nefastófeles, el supuesto rico heredero que la deslumbra, será como una daga clavada en su bella espalda hasta que, ya de vuelta en México, se tope con Pig, y llegue entonces la hora del Diablo Guardián.
Pero lo que Violetta sí sabe es que es tiempo de arrojar los dados y cerrar los ojos, casi con ganas de que a todo se lo lleve el diablo; y que, generalmente, eso lo haces sólo cuando de plano crees que ya te va a llevar.
Ser Violetta era entrar en un estado de avidez entre furtiva y estupefaciente... seducir, engañar, traficar, vituperar en vano, enamorarse en falso. Todo vale en el código del sobreviviente, menos rendirse ante unas locas engreídas como las evidencias -Xavier Velasco-
Violetta es un personaje irritante y cautivador, que probablemente revolverá las vísceras a más de un lector... su creador ha cumplido el sueño de todo buen novelista: condensar en un personaje el espíritu de una época. —Enrique Serna, Letras Libres
Soy el cordero que le saca lo cerdo al buen pastor, pero también lo buen pastor al cerdo. ¿No te parece lógico que a mi Diablo Guardián le digan Pig?
Huyó de casa: pasó a llamarse Violetta, se puso a hablar inglés, dejó de ser rubia, renegó de la insaciable clase media, aprendió a desnudarse por dinero, robó cien mil dólares a sus padres y aterrizó en Nueva York para vivir el sueño mal habido. Nada mal para una dulce quinceañera.
Pero como gastar dinero es mejor que contarlo, la estafadora en serie termina en el hocico seductor de Nefastófeles, y vive su forzada vuelta a México como clavado en un pozo sin fondo. Hasta que se topa con Pig, publicista con vuelos de poeta, que hará de su diablo de la guarda cuando no queden ángeles que le quieran cuidar un solo centímetro de las espaldas.
A quince años de su primera aparición, Diablo Guardián conserva su frescura, su vigencia y su poder de hechizar y provocar por medidas iguales. Una primera novela en la que ya se leen todas las marcas del estilo y la imaginación.