La literatura política es lo contrario de la literatura al servicio de una causa. Brota casi siempre del examen de las realidades de una sociedad: el poder y sus mecanismos de dominación, las clases y sus intereses, los grupos y los jefes, las ideas y las creencias.
Alcances y prolongaciones de temas tocados en El laberinto de la soledad y Posdata, estas reconexiones describen e interpretan el pasado plural de México -confluencia de civilizaciones e historias- tanto como sus realidades presentes.
Otra parte de este libro está compuesta por distintos ensayos acerca de la situación mundial, desde la revuelta erótica de Occidente hasta la crisis de los regímenes socialistas. La sección final examina las relaciones entre el escritor y los poderes de nuestro mundo. El crecimiento monstruoso del Estado, el ogro filantrópico, es simultáneamente causa y expresión de nuestros males. Pero a la universalidad de las tiranías corresponde -responde- la universalidad de la rebelión. Los disidentes son la nobleza y el honor de nuestro tiempo. Todo puede cambiar -si hay almas que resisten.