Vuelta (1969-1974) recoge poemas escritos por Octavio Paz después de Ladera Este 1962-1968, su último libro. El título de este nuevo conjunto de poemas alude al regreso de Paz a México, después de una larga ausencia en Oriente y en Europa. El libro está formado por cuatro poemas extensos, unidos por el tema común de la vuelta a la ciudad natal, y otros más breves. Entre estos últimos algunos son homenajes a poetas y artistas amigos, y los demás, pequeñas instantáneas verbales con las que el poeta no se propone tanto inmovilizar un momento o una experiencia como reproducirlos, animarlos sobre la página. Los cuatro poemas extensos son: Vuelta o la ciudad y sus fantasmas (“Memoria: inminencia de precipicio / balcón sobre el vacío”); A la mitad de esta frase o la ciudad y muertos (“Poeta: jardinero de epitafios”); Petrificada petrificante o la ciudad y sus ideologías feroces, las ideas vueltas ídolos sanguinarios ("pelea de ciegos bajo el mediodía”); Nocturno de San Ildefonso o los sueños y delirios de la juventud y la visión de la noche (“el muchacho que camina por este poema / es el hombre que los escribe”). Cuatro poemas inmersos en la historia de México tanto como en la historia personal del autor: “andamos por una galería de ecos, / entre imágenes rotas: / nuestra historia”. Esta historia que obsesiona a Paz no es sólo la de su país sino de la de nuestro tiempo, la misma en todas partes, la de esta época nuestra en la que cada año ha sido “un monte de huesos”. Pero el poeta mexicano no es un adorador de la historia y sus poderes ambiguos y terribles:
Mi historia,
¿son las historias de un error?
La historia es el error.
La verdad es aquello,
más allá de las fechas,
más acá de los nombres,
que la historia desdeña…
La verdad
es el fondo del tiempo sin historia,
el peso
del instante que no pesa.