Desde que el clima mundial empezó a volverse loco, luego de que la capa de ozono cediera como himen de recién casada y dejara pasar más radiación solar sobre el fustigado planeta azul, Monterrey se había vuelto un lugar agradable para vivir: si eras una anfibio, claro.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 1998. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.