Ramón Gerónimo refiere, infiere, hace saltar de entre sus líneas, a esos otros poetas que queremos y que con su exacto quehacer, su lúcida palabra, su sonoro clarín que llama a la batalla, nos arropa, nos besa la frente, nos da la palmada en la espalda para dar el siguiente paso hacia adelante. Y con sus propias letras, abona en la esperanza. Clara, fuerte, contundentemente. No le sobra a su libro ni metáfora ni arquitectura innecesaria. Dice y dice asombrosamente bien lo que pensamos otros.
Este principio básico de mirar en el espejo ajeno para encontrarse a sí mismo, le confiere a su poesía virtudes insospechadas, sonoras, tan sensatas, que por fuerza, hay que quererlo.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.