Una visita inesperada culmina en un ajuste de cuentas; un viaje por carretera parece tener de fondo la limpieza de un crimen y va poniendo en evidencia un gozo sanguinario entre los ejecutantes; los elocuentes vacíos de un diálogo, en apariencia amoroso, perfilan de manera oculta las huellas de un asesinato; una fiesta navideña presenta, entre intersticios, trazos orgiásticos, triángulos amorosos, mundos en decadencia que anteceden al festejo y que no conmueven a los anfitriones.
Traición a domicilio integra una serie de episodios en los que siempre se activa una posibilidad de trama oculta, una segunda línea cargada de violencia soterrada. Con precisión, Guillermo Arreola evita la consignación manifiesta o poco sutil: la posibilidad de lo trágico se presenta sin juicios de autor, como una consecuencia natural de los hechos en un universo donde cada palabra, cada signo, cada silencio, están impregnados de un torrente violento.