Acompañado por Pek, un perro xolo con quien dialoga animadamente, José Navaja busca a su hermano, que quizá haya sido asesinado. La búsqueda lo lleva del Distrito Federal a Ciudad Juárez y al Inframundo de los mexicas, y en esos lugares conoce a toda una gama de personajes siniestros y espectrales: narcos, buchonas, policías sicópatas, secuestradoras perseguidas hasta la muerte, dioses del panteón azteca, sicarios rabiosos y niños huérfanos que esperan crecer para convertirse en depredadores. Esta novela es una suerte de thriller mitológico, pero también es mucho más que eso: una lograda conjunción de pasado y presente, de representación del México brutal de hoy y del antiguo mundo sobrenatural de dioses, sacerdotes y sicarios donde se practican tanto ritos solares como sacrificios humanos; finalmente, es asimismo un homenaje a los ancestros previos al mestizaje, a su habla y su cosmovisión, que han atravesado varios siglos y resuenan en nuestro presente.