Música para perros inicia con la historia de Muchacho, un joven sicario que con su flauta engatuza tanto a los perros como a las víctimas de su patrón, Liborio Labrada. ¿En qué momento y bajo qué circunstancias su destino se cruzará con el de Flor y Graciano? Tres historias se entrelazan en Música para perros de Alejandro Páez Varela, que a su vez se entrecruza con sus anteriores novelas, Corazón de Kaláshnikov y El reino de las moscas. Tres destinos unidos por un mismo lazo, el de la miseria.
Flor, Graciano y Muchacho son parte de un zoológico a cielo abierto donde los animales también muerden el polvo de la inmundicia, en el que se dan cita narcotraficantes y burdeles de poca monta. Música para perros también se desarrolla en pueblos perdidos en el vasto territorio de Chihuahua, siendo Ciudad Juárez “una gran ciudad, con oportunidades para todos” y el eje en torno del cual gira esta historia de amor y redención, de personajes que viven al límite de sus fuerzas; que harán todo por sobrevivir, aunque en ello les vaya la vida.
El trabajo de periodista de Alejandro Páez Varela lo ha hecho estar en permanente contacto con todo tipo de gente; de ellos rescata el habla de la calle, el humor y la tragedia para construir sus historias y personajes, tan vivos como las últimas noticias de la nota roja. En Música para perros podemos sentir la asfixia del calor, la desesperanza del olvido y podemos estar seguros que el dinero tampoco compra la tranquilo del sueño.