Una de las grandes festividades en Nueva España era la llegada de un nuevo virrey. La espera, desde el desembarco del nuevo gobernante en Veracruz hasta la llegada a la capital, era de varias semanas, así que había tiempo para alimentar la expectación y la imaginación de los nuevos súbditos y sus autoridades. Se hacían desfiles, procesiones, “máscaras”, se le ofrendaban obsequios, se erigían arcos triunfales. Estos arcos, como los túmulos, eran artificiosas construcciones de materiales perecederos en las que se ensalzaba el linaje y las hazañas del nuevo virrey. Poetas y artesanos se ponían de acuerdo para representar todo un programa visual y verbal, cuyo núcleo era una determinada analogía entre algún personaje de la mitología grecolatina y el mandatario entrante.
La recepción del virrey Diego López de Pacheco, duque de Escalona y marqués de Villena, fue particularmente suntuosa: por primera vez llegaba un auténtico grande de España, emparentado directamente con la familia real. Se dispuso un vistoso desfile,
hubo juegos pirotécnicos, una máscara, fiestas de toros y comedias. Finalmente también se publicó la Descripción y explicación de la fábrica y empresa del suntuoso arco (México, Imprenta de Juan Ruiz, 1640), en donde –como su título lo indica– se describe el arco (todos anónimos). La alegoría central del arco es la analogía Mercurio-marqués de Villena, explicada en los siguientes términos:
Juzgó la ciega gentilidad que el gobierno de los hombres y de toda esta máchina inferior pertenecía a la disposición y orden de los dioses celestes […] pareciéndoles impedimento el estar aquéllos de éstos distantes, como el cielo de la tierra, fingieron que entrevenía in vínculo estrecho, un laço de unión, a quien llamaron Mercurio; assumpto de la fábrica de todo el Arco, dios de la paz, de la prudencia y vigilancia, geroglífico singular de príncipe tan grande, como oy México para su gobierno recibe, estrecho laço de unión entre la augusta magestad de Philipo y estos reynos, divididos de su Corte por tan largos caminos y prolixos mares (f. 2v)
1 Según las Actas de cabildo de la Ciudad de México (México, Imprenta de A. Carranza e Hijos, 1919, libros 32 y 33, años 1640-1644), en primer lugar desfilaron los músicos, “atabaleros, música de chirimías y trompetas; con sayales de indios y sombreros de los colores de esta ciudad, morado y anaranjado”; después los “caballeros republicanos” (funcionarios importantes), seguidos de miembros de la Universidad con sus insignias de grado y borlas según las disciplinas.
