Tres hombres y tres mujeres, solitarios en busca de amor, compañía y curación del alma, coinciden en un sitio apacible, un hotel spa de lujo, localizado en Ardenia, un pueblo mítico; por efecto de un agua milagrosa olvidan penas de sus anteriores amores y emprenden nuevas relaciones que los rescatan de la soledad. Sí, el amor existe, no cabe duda, pero habrá que imaginarlo como un sentimiento evolucionado, alejado de egoísmos, en donde prevalece más la complicidad, la pasión y los recuerdos en común que la fidelidad.
Margarita Peña explora en la pasión amorosa, en los intrincados laberintos que formula el deseo y lo que trae consigo el desencanto, «Estamos condenados al amor porque no hemos aprendido a vivir solos», refiere Marguerite Yourcenar.