En Fue catástrofe no sólo están los resultados de la alquimización de los sueños en el papel, también se presiente el proceso formal que el poeta tuvo que expe-rimentar para obtener dichos resultados. Unidos por una misma voz, pareciera que cada poema es una forma diferente al anterior y es susceptible a devenir en su propio metal precioso. Poemas partidos, poemas de largo aliento cuya base sonora es endecasilábica, poemas brevísimos, e incluso hechos de silencio, son los registros poéticos que el lector puede encontrar en el poemario (...). Los poemas están organizados en veintinueve números. Cada uno de ellos da cuenta de las etapas que el ser debe atravesar para llegar a ese momento a solas con la catástrofe, momento en el que se entra en comunión con uno mismo. Ignoro si al final Andrés Cisneros halló la forma de crear su propio oro; de lo que sí estoy seguro es que estamos ante una propuesta interesante que exige a sus lectores partici-par profundamente del recorrido poético que nos plantea el libro. Quien decida acercarse a él lo deberá hacer no como quien busca respuestas precisas, sino como el que se divierte buceando en la forma de la imagen y en las palabras que la pueblan.
Marco Antonio Murillo
Marco Antonio Murillo
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.