En La vida del drama, Eric Bentley afirma que “la experiencia viva de una obra de teatro, como la de una novela o una composición musical, es un río de sentimientos que fluye dentro de nosotros”. Así, el tránsito de la civilización occidental a través del tiempo y el espacio, ha generado cambios en la manera de aprehender la realidad para actuar un mejor papel en el teatro de la existencia. El río de sentimiento entre los opuestos, bien y mal, es el motivo que vertebra la propuesta de sus obras; es un conocedor profundo de las crisis existenciales del hombre occidental, causadas en gran parte por la pérdida de una fe que lo sustente y de un despiadado materialismo que hace del hombre un engrane más en la maquinaria social.