Formada por las apariciones fragmentarias de tres personajes, una de ellas contada en primera persona, Breve teoría del pecado se propone calcular las consecuencias de los actos de terceros en seres vulnerados por una ciudad inclemente que, todavía, es capaz de deslumbrar con el espejismo del éxito a muchos de sus acólitos. La tensión que se establece entre las narraciones y punto de vista de los tres personajes da como resultado el retrato de una urbe finisecular que se transforma vertiginosamente al paso de las generaciones, pero en la que subsisten el olvido y la indiferencia que ejercen los más fuertes sobre existencias cuya lealtad hacia los superiores se convierte sin más en un gesto en vano.