Todos estamos obsesionados por los límites entre la vida y la muerte. Sólo el vampiro los explora, los trasgrede y los modifica sin importar los medios. Un consuelo y un orgullo nos quedan en nuestra amenazada condición humana: la sensación de poder que la inmortalidad le otorga también tiene su precio. Hay algo peor que la muerte, declara el vampiro en el Nosferatu de Werner Herzog. Peor es la vida, soportarla con sus frivolidades y sus cambios que son, finalmente, superficiales, porque el hombre continúa siendo la criatura miserable y gloriosa que, acaso por sus contradicciones, se convierte en sujeto y objeto del vampiro.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2003. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.