“La mejor opera prima de 1996” Viceversa
La muerte de un instalador es el descenso de un artista a los infiernos de la impunidad. Sebastián Vaca, acorralado por Aristóteles Brumell –millonario y excéntrico–, no repara en el plan maquiavélico que su mecenas ha ingeniado para destruirlo. De esta manera Álvaro Enrigue nos presenta, con mucho humor negro, una peculiar visión de la vida artística, el uso del poder y la impunidad. Rosa Beltrán, Hernán Lara Zavala y Enrique Serna, integrantes del jurado que le dieron a este libro el Premio Joaquín Mortiz en 1996, dijeron: “Un premio de primera novela debe reconocer una visión única del mundo. Referirse a un mundo propio, que no emule algo ya escrito. La obra de Álvaro Enrigue es una apuesta muy interesante: juega con el lenguaje y la anécdota.” Por su parte, Sergio Pitol ha dicho: “Acabo de leer La muerte de un instalador y siento que ahí hay un escritor que todavía se plantea retos con la literatura, con el lenguaje.”
Original, perspicaz, con una gran dosis de ironía, esta novela es una opera prima inquietante.
La muerte de un instalador es el descenso de un artista a los infiernos de la impunidad. Sebastián Vaca, acorralado por Aristóteles Brumell –millonario y excéntrico–, no repara en el plan maquiavélico que su mecenas ha ingeniado para destruirlo. De esta manera Álvaro Enrigue nos presenta, con mucho humor negro, una peculiar visión de la vida artística, el uso del poder y la impunidad. Rosa Beltrán, Hernán Lara Zavala y Enrique Serna, integrantes del jurado que le dieron a este libro el Premio Joaquín Mortiz en 1996, dijeron: “Un premio de primera novela debe reconocer una visión única del mundo. Referirse a un mundo propio, que no emule algo ya escrito. La obra de Álvaro Enrigue es una apuesta muy interesante: juega con el lenguaje y la anécdota.” Por su parte, Sergio Pitol ha dicho: “Acabo de leer La muerte de un instalador y siento que ahí hay un escritor que todavía se plantea retos con la literatura, con el lenguaje.”
Original, perspicaz, con una gran dosis de ironía, esta novela es una opera prima inquietante.
Crónica de la caída de Sebastián Vaca y de la consagración del minucioso y exacto plan de Aristóteles Brumell, La muerte de un instalador narra la historia un artista que, sin darse cuenta, se convierte en la obra de su mecenas. Un relato incisivo y mordaz que desnuda los derroteros del arte contemporáneo y su mundo. Escrita por un autor que supo diseccionar la ficción con las herramientas del realismo, esta obra vanguardista se burlas de las motivaciones del arte y de toda una época.
La muerte de un instalador, novela ganadora del Premio Joaquín Mortiz de primera novela en 1996, significó la aparición de unos de los escritores jóvenes con mayor proyección en el México de fin de milenio y que hoy es reconocido como uno de los narradores más importantes de nuestras letras.
“Un escrito hecho y derecho.”
Mario Vargas Llosa
“Acabo de leer La muerte de un instalador y siento que ahí hay un escritor que todavía se plantea retos con la literatura, con el lenguaje.”
Sergio Pitol
Excepcional primera novela. Enrigue transforma la vanguardia en arte funerario. Un instrumento para calibrar la era del cinismo mexicano, donde el crimen pertenece al arte de la instalación.”
Juan Villoro
Un programa de selección, adquisición y distribución de acervos para las bibliotecas públicas del país. Con esta iniciativa, que implica un esfuerzo de coedición con innumerables casas editoras, los lectores de todos los rincones del país tendrán acceso a la mejor literatura de México y el mundo desde su biblioteca pública.
Álvaro Enrigue
La muerte de un instalador
Crónica de la caída de Sebastián Vaca y de la consagración del minuciosos y exacto plan de Aristóteles Brumell, La muerte de un instalador narra la historia de un artista que, sin darse cuenta, se convierte en la obra de sus mecenas. Un relato incisivo y mordaz que desnuda los derroteros del arte contemporáneo y su mundo. Escrita por un autor que supo diseccionar la ficción con las herramientas del realismo, esta obra vanguardista se burla de las motivaciones del arte y de toda una época.