Juego y ceremonia o ceremonia que a la vez es un juego, los Discos visuales proponen una lectura no lineal que cancela nuestra pasividad de lectores y nos permite participar en el proceso creador. Esta intervención complementaria y esta renuncia a la fijeza distinguen a los Discos visuales de experiencias artísticas afines, como el poema-objeto surrealista y las obras de la poesía concreta.
Los cuatro objetos circulares realizados por Vicente Rojo son y no son propiamente dibujos ni diseños ni juguetes ni instrumentos conductores de poesía: forman parte de la materia misma del poema y para leerlos tenemos que ponerlos en acción: los discos superiores se hallan provistos de dos o más ventanas o aberturas; los discos inferiores contienen respectivamente cuatro poemas: Juventud, Concorde, Pasaje y Aspa. Al hacer girar el disco aparece por la ventana un fragmento del texto; un nuevo giro hace brotar otro fragmento y así sucesivamente.
Sobre un espacio cambiante, vibrante que permite la pluralidad y simultaneidad de la palabra, la separación que reúne y la concentración que dispersa, Octavio Paz proyecta "un puñado de signos como un ideograma que fuese un surtidor de significaciones". Signos en rotación, auténtica poesía en movimiento.