Quienes discuten arduamente la función del teatro infantil, parecen en realidad preguntarse cuál es la función del teatro. Como todo arte, al ofrecernos una visión limitada del universo, el teatro nos ayuda a percibir la realidad, que es infinita y escapa de nuestra comprensión. Espejo de costumbres y también de sueños colectivos, nos brinda una realización de fantasías y deseos, una concreción de ideas morales y estéticas. En opinión de Emilio Carballido, "la pobreza de ideas, la simplificación excesiva, a nombre de que es teatro para niños, produce un espectáculo tonto, no infantil". Las obras aquí recogidas son de Myra Gann, Juan Jiménez izquierdo, Casto Eugenio Cruz, Jesús Assef, Luisa Bauer, Fernando Wagner y el propio Carballido.
Esta hermosa colección de obras, seleccionadas por Emilio Carballido, comienza a convertirse —sin habérselo propuesto—, en un clásico infantil de teatro. Los textos aquí reunidos confeccionan un prisma en cuanto a buen teatro infantil se refiere, ya que abarcan no sólo lo nacional sino también lo americano.