Es raro que no esté, a veces pienso que anda de vacaciones o que se mudó de ciudad, que sí era el de Juárez, que luego regresa y todo será como antes; ahora, pensar que está muerto…no, es imposible.
Llego al servicio médico forense. Muestro todas mis identificaciones, Mónica me acompaña, está nerviosísima. He identificado varios cadáveres, el último fue el del jefe de la policía, incluso presencié su muerte.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2009. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.