Cuando Gilberto Owen (1904-1952) concluye su función diplomática en Estados Unidos hacia principios de abril de 1931, el 6 de este mes, es enviado a Lima como encargado del Consulado correspondiente, aunque asume la empresa hasta el 27 de julio de 1931. Se mantiene en el puesto hasta que el 12 de mayo de 1932 la legación mexicana en Perú sale para Panamá: el 12 de mayo de 1932 la legación mexicana tuvo que trasladarse a Panamá al acusarla el gobierno peruano de intervención en los asuntos políticos internos. El escribiente Gilberto Owen fue nombrado encargado del consulado mexicano, pero los archivos de la legislación quedaron primero a cargo del representante de Chile en Perú, Muanel Rivas, y después en poder del representante de España en Lima, Antonio Jean. Las relaciones diplomáticas se reanudaron el 21 de mayo de 1933 (Declaratoria de Madrid).