En una época de horrores cotidianos como la nuestra, parecería que hemos olvidado ese terror profundo ante lo desconocido que nos llenaba de sobresaltos por las noches cuando éramos niños y, al mismo tiempo, nutría nuestra imaginación estimulándonos a comprender la naturaleza del mal.
Más que un recordatorio y un homenaje a los grandes autores del género, Fantásmica es la puesta al día de las creencias, supersticiones y leyendas que han alimentado por milenios los miedos nocturnos de la humanidad, aquellos que adquieren cuerpo y consistencia en cuanto las luces se apagan y cunde el silencio.
Con el padre Bonaduchi Guardiana –teólogo de El Vaticano e investigador de fenómenos inexplicables–, Carlos Bustos nos introduce en un mundo brumoso donde los espectros aparecen y desaparecen dejando tras de sí su estela tenebrosa. A través de una serie de textos cortos y rápidos –muchos de los cuales son minificciones redondas– como “flores que sólo se abren de noche”, el autor explora nuevos temas y territorios fantásticos, pero también se retoma otros que han sido abordados una y otra vez para detectar en ellos nuevos ángulos y significados.
Escritos con una economía de recursos que aumenta la intensidad de sus efectos, los relatos de Fantásmica dejarán en claro, a quien se arriesgue a recorrerlos, que el mal y el terror siempre han estado entre nosotros, sin límites temporales ni geográficos, y que aquí seguirán mientras exista la imaginación.