En Reencuentro de personajes, Elena Garro convoca espectros literarios -ciertos protagonistas de las obras de Scott Fitzgerald y Evelyn Waugh- con el misterioso designio de retornarlos a la vida dentro del espacio real de la novela. Así, mediante una operación que tiene mucho de acto mágico desarrolla una inquietante experiencia de literatura, sin precedentes en nuestro ámbito. Pero lejos de ilustrar la estrecha tesis de que la literatura sólo puede referirse a la literatura y no a la realidad, lo que Elena Garro se ha propuesto revelar con su acto de recreación es la forma en que lo real se confunde con lo literario, el prodigio que hace posible la incerción de un mundo novelesco dentro de la propia realidad. Relatada a un ritmo vertiginoso y dentro de una eficaz estructura emparentada de alguna manera con el thriller, esta novela ha marcado desde su aparición una parteaguas definitivo en el desarrollo de la narrativa mexicana contemporanea.
Elena ha sido una mujer fascinante, tan bella como ingeniosa, tan de París como del campo mexicano. Ya es una leyenda con su persona y sus anecdotas, pero nadie, absolutamente nadie podra plasmar en letras esa vida llena de rarezas y fantasias como ella misma; su obra es un largo despliegue de intimidades. Claro, son misteriosas e inaccesibles si las queremos descifrar como algo personal.
Qué duda cabe que Reencuentro de personajes germina del odio que Elena Garro le profesó desde su divorcio y de la forma más irritante posible a su exmarido, el Premio Nobel, Octavio Paz. Un rencor que extendió a toda una clase social: la aristocracia mexicana, tan desdeñosa y misógina entonces. Pero, como tal rencor, no podía ser sino una torturadora obsesión que, para poder desfogarse en plenitud, tuvo que envolverse en las máscaras de este insólito relato.
Narrado como a tientas, Reencuentro de personajes nos sumerge en una atmósfera asfixiante, donde se adivina, a cada paso, el hálito sofocante de una sexualidad morbosa y, a la vez, extraviada en algún punto anterior a la primera línea de la novela. Y mientras avanzamos intrigados por descubrir ese momento original, acabamos presos, como su protagonista, de un conciliábulo de fantoches, sometidos entre sí por la mera abyección sexual o por el más sórdido de los chantajes.
En definitiva, Reencuentro de personajes es un relato agónico y pasmoso sobre el envenenado pudridero en que pueden convertirse las ilusiones truncadas y los prejuicios de clase.
En Reencuentro de personajes, Elena Garro convoca a sus espectros literarios, ciertos protagonistas de las obras de Scott Fitzgerald y Evelyn Waugh, con el misterioso designio de retornarlos a la vida dentro del espacio real de la novela. Así, mediante una operación que tiene mucho de acto mágico, desarrolla una inquietante experiencia de literatura en la literatura. Esta novela, que ha marcado un parteaguas definitivo en el desarrollo de la narrativa mexicana contemporánea, nos habla de Frank y Verónica, dos amantes que huyen sin rumbo fijo por Europa; él dice haber conocido a Scott y a Zelda; ella, desconfía de él pues sospecha que se ha vuelto un asesino.