Agápi mu tal vez sea la única forma de expresar el sentimiento amoroso en los bordes de la desdicha.
Seferis en más de una ocasión señaló el inmenso dolor de la lengua griega, la constatación —casi macabra— de un idioma condenado al resguardo de la memoria, por ello el título de esta obra no es casual. Luis González de Alba nos cuenta una historia de amor que recorre las riberas del lago de Como y las intermitentes calles de la ciudad de México.
El amor filial y las pasiones desatadas encuentran cobijo alrededor de certezas que se van desvaneciendo en el vértigo del fin del milenio, entre bares para hombres y amores imposibles.
En Agápi mu encontramos todas las acechanzas de un mundo complicado en su ambigua modernidad. El sida y los amores golpeados por su irremediable sentencia dan cuenta de una historia que recorre las angustias y los sinsabores de una generación condenada a todas las desgracias.