Terciopelo negro, de Jorge Cano Febles, nos arrastra a una travesía épica y devastadora que evoca la monumentalidad de los Cantos de Ezra Pound. En un escenario postapocalíptico, una horda de muertos vivientes —liberada de los clichés del género— desafía nuestras concepciones sobre la memoria y el lenguaje como formas de trascendencia. Con recursos visuales que evocan la estética de E .E. Cummings, Cano Febles nos sumerge en un universo fragmentado donde la destrucción y la posibilidad de redención se entrelazan en una narrativa tan visceral como luminosa.
A lo largo de este viaje, el poeta se erige como un Ulises distópico, una figura heroica que guía al lector por ruinas y resurrecciones, mientras la palabra resurge como el resultado de una alquimia poderosa. Terciopelo negro desafía los límites del lenguaje con una hábil ironía y una ruptura audaz del verso canónico. Lo humano, lo infrahumano y lo divino se entrelazan en un relato que conmueve y atormenta, recordándonos uno de nuestros deseos más profundos: la palabra como el medio y el fin de todas las cosas.
Aniela Rodríguez