La obra poética de Ándres Cisnegro ha dado cuenta siempre de su particular reflexión sobre el mundo que habitamos, sus significados, sus juegos de espejos, su maldad y la delicadeza con la que a veces, muy a veces nos topamos. Cisnegro nos pone frente al mundo a través de la figura del can, una presencia histórica, mítica y por momentos sumamente triste. Este perro protagonista del libro es colocado en medio de imágenes surrealistas y alucinantes para develar un mundo desgarrado. El lector se encontrará en un cosmos diverso cuyas imagénes (...) resultan significativas en la medida que condensan el significado dual de la poesía. Por una parte, tenemos a la palabra como un signo que alude a lo más violento y desesperado, a caso el grito, a caso al ladrido. Por otro, la palabra nombra a aquello que transite suave y delicado por el mundo. Cisnegro pone frente a nuestros ojos el ladrido del perro y el canto del colibrí como un camino dual de la poesía, como lo diferente de lo igual.
Eva Castañeda