Regresar al origen del universo, o pasear por los vericuetos de un cuento interestelar, es fascinante. Edgar Escobedo Quijano, en las páginas de este breve libro de fabulaciones, lo logra. El hoyo negro de la extraterrestre, sinfonía imaginativa de imposibles posibles, nos posibilita para jugar en los trapecios de todos los espejismos del infinito.
No hay duda de que el origen de la realidad, cualquier realidad, no únicamente la literaria, aún la científica, tiene como principio básico la fantasía. La verdad integral siempre nos parecerá una gran mentira. Las más grandes mentiras, no pocas veces, resultan verdades. En estos textos Escobedo Quijano, escritor ilusionista del verbo, visualiza “el epicentro de la luz”, donde los trabajos del Creador se consuman y el descanso es luz edénicamente ociosa. El origen del universo es a la vez su fin y, entre el principio y el fin, bien vale la emoción de recorrer a pie cuentos del cosmos. La vida es un cuento ante las estrellas, pero bien podría ser una alegoría de tiempo y espacio o una vacilada mexicana. El dragón oriental, disfrazado de científico con su tecnología y nanotecnología, diseña y mata, hoy, a occidente. Indagar en la simbología de estos cuentos, con la mente alerta, puede llevarnos a la revelación.
En El hoyo negro de la extraterrestre Edgar Escobedo Quijano se confirma como un hechizante narrador, a la vez que nos descubre el mito de la luz en su batalla constante contra las sombras. Atención, pues, página tras página, a este pequeño libro, cuya lectura nos entreabre puertas imprevistas.
Juan Cervera