Con erudición y enorme habilidad para engarzar las palabras precisas, Beatriz Espejo narra una de las historias más apasionantes de la antigüedad, que reivindica la capacidad femenina para ejercer el poder, reservado exclusivamente para varones. Se trata de Cornelia, matrona griega, cuya vida estuvo marcada por la tragedia: la muerte de su padre, Escipión El Africano; de su esposo, Tiberio Sempronio y de sus hijos, Los Gracos. Con entereza supo sobrevivir y dejar huella en un mundo diseñado sólo por hombres, entre los que se abrió camino con entereza. Esto le valió el reconocimiento de la aristocracia romana, y ser la primer mujer a la que se le dedicó una estatua para ser mostrada públicamente. El lenguaje prolijo y la profundidad con que se llega a entender el espíritu humano, hacen de esta novela una verdadera joya de la literatura de todos los tiempos.