Llegué a casa, a mi marido que aguardaba en el estudio. Saludé con un beso apresurado, pero él insistió "siéntate conmigo". Recliné mi cabeza a un costado suyo y deslicé mi mano por su mejilla (la culpa palpitó en un toque). Él correspondió humedeciéndola con sus labios. Nos quedamos un rato así, mirándonos en el convicto acaecer de la noche.
"Lugares comunes"
Te asalta el enojo y piensas "la dejaste amarradita a un costado de la cama, entre hierros excoriados por el tiempo que desgasta, en ese lecho que alguna vez perteneció a su abuela; muebles viejos, cargados de historias revueltas".
"Así,amarraditas" Inés Récamier
—El problema es si el güero no llega pronto. A veces tenemos que esperar varios días y ocultarnos como podamos, pasamos mucha hambre y sed, mucha sed. Ahí sí, si nos agarran no debemos decir nada. Y pos' ni podemos decir nada porque no sabemos nada. A mí no me han agarrado, pero a otros sí. Yo corro muy rápido.
Coyote, ¿americano yo?
...fue como perderme en el cielo oscuro de la noche y tocar una a una las estrellas a mi paso, ¡ah!, por ahí ondeaba la Luna. Casi la tocaba pero su resplandor me lo impidió. Entré en un círculo dorado, una lluvia de asteroides me sacudió con frenesí, su fuerza me invadió y me colmé de su esplendor experimentando un placer inagotable. Luego vino la pregunta:
—¿Cuánto tiempo fuimos novios? —me dijo Y yo le contesté: —40 años.
"La media"
Susana Arroyo-Furphy