La protagonista de estos versos, por haberse aventurado en aguas infestadas, es agredida por medusas, seres hermosos y ponzoñosos a la vez, que sirven en este poemario de figuras femeninas depredadoras capaces de inocular su veneno al incauto que se les acerque. En otro papel, el mismo personaje, después de haber sido el blanco de las aguamalas, es desterrado, siempre en un elemento que no es suyo, por otro ora amante, ora verdugo, ora alma gemela, ora traidor.
Francoise Roy nos brinda aquí una poesía dura como el diamante, poblada de criaturas temibles, donde lo bello y lo feo ejecutan un baile nupcial del cual ninguno de los dos sale indemne. Tampoco el lector saldrá ileso de esos versos tan afilados como afiligranados que nos muestran, a manera de prisma, las distintas facetas de la violencia.
