Naiden sabe de amor. Es eso. Ya me lo figuraba. Con su expresión de cínico feliz (le verdeaban los ojillos), en Triana, Dante Medina me vino con las castañuelas de que en Moguer había conocido a un personaje excpecional, Chema, que le publicaría esta obra extraña, desconcertante, rara ( menos mal que quedan lectores inteligentes en esta España que cae, le dije), y que -siguió estusiasmado de verme- se trata de una Noveloesía, novela y poesía, pero que de ningunísima manera pensará en adefesios de prosa poética o de pretensiones apantalla-pendejos, no, era una novela, novela de verad, pero que el amor estrellístico, el único, que su personaje tiene por las muchachas, por La Muchacha Universal, no se puede expresar con la retórica de la narración sin recurrir a la ayuda indispensable de los recursos de la poesía.