Navegar es vivir el secuestro de lo amado. Confección de islas, es un viaje donde Aarón Rueda no cesa de explorar hasta deslindar el horizonte onírico las palabras. Se funde al vaivén infinito del oleaje y se nombra a sí mismo en un destilado encuentro que no respeta fronteras. Acompasa la obra el ritmo translúcido de Derek Walcott, la fragancia azul de su mirada, su voz mulata, la cresta hirsuta donde sus poemas se anclan y la presencia insular de su raíz caribeña. El autor se deja seducir y despliega marejadas. Nos pasea por el olor fecundo de una aurora despostillada, desde donde emergen islas y se vislumbran manglares. No se autorizan respuestas en este libro, las preguntas primigenias se resuelven en travesías. Textos llenos de rugosidad silente, de una luz opaca inscrita en la corriente interna de los mares. Signos de diversidad deslumbrante donde la belleza toma el sol frente a nosotros. Somos testigos de un devenir donde la claridad resucita el paisaje, se acuesta sobre las rocas y le prende fuego a barcos en la distancia. Tres caligramas emergen como pequeños cofres llenos del tesoro singular de las palabras, guiados, serenamente, por el vaticinio del poema XVI:
Una parte del mar te pertenece en la fina tempestad del pensamiento.
Kary Cerda