Minerva Aguilar Temoltzin ha conquistado un espacio en el ámbito de la poesía. Su labor constante de lectora y poeta tiene ahora importantes frutos. En un solo volumen ella incluye dos expresivos poemarios; ambos están relacionados con la guerra: el primero con los combates reales de nuestro mundo caótico, los segundos son propios de la región más íntima donde nace la poesía lírica, combates del alma en su experiencia vital con el amor.
Apuntes de guerra, dedicado "A todas las personas que mueren injustamente en las guerras que el hombre ha creado", "a los que murieron en el atentado de Nueva York, en la guerra de Irak, y los indígenas muertos en Chiapas".
Un verdadero dolor, una enérgica protesta, se apropia de la voz lírica de la autora: la soledad, el luto, enfermedad y violencia ante la indiferencia de un mundo injusto, en el que la mujer sufre la peor parte. La voz de una mujer que se levanta contra el huracán del caos y de la muerte y lo expresa con la palabra descubridora de injusticias, con la palabra con filo, que penetra hasta donde duele.
En la piel de nadie nos introduce a otro combate, el de una mujer que vive el amor con sus altibajos entrañables: su nacimiento bajo el agua mañanera. Su forma de hundirse y surgir en el tiempo y en la memoria, en el anhelo y la nostalgia, en el centro del caos y en su resurgimiento, en la re-enunciación, en el vacío.
En la piel de nadie, por las experiencias fundamentales que comunica, logra ubicarse con su expresividad, dentro de la piel de cada uno de sus lectores.
Dolores Castro