Dos parejas se encuentran para realizar un intercambio de departamento. Hannah tiene que irse por un tiempo a Zúrich, Suiza, para dar un taller de la doctrina zen dirigido a gerentes de bancos estresados. Sebastián, su pareja, la debe acompañar. A su departamento entrará a vivir Román, un especialista en informática que por razones laborales quiere ver desde ahí el lanzamiento de un satélite al espacio. Lo acompaña su esposa, Magdalena. Román no sabe que ha sido despedido., eso sólo lo sabe Magdalena, que aún se lo oculta. La ignorancia de Román acerca de su nueva situación laboral es sólo uno de varios puntos de conflicto alrededor de los cuales Moritz Rinke hace girar a sus personajes esbozados con afecto y sin piedad. Sebastián reconoce de inmediato en Román, fanático de la tecnología y la eficiencia, a su archienemigo; mientras que a Hannah le gradan -no sin razón- las cualidades prácticas de Román. Por su parte Magdalena comparte con Sebastián el sentimiento de la falta de vivienda y es atraída de manera casi mágica por su melancolía. Las crisis de pareja, ya latentes, revientan y escalan a una lucha cultural hasta que finalmente se escapa un tiro de una pistola.