Entre un órgano y otro existe un precipicio que la ciencia llama cuerpo. No obstante, la medicina nació como una salud del alma, al igual que la poética. Hablamos desde un cuerpo, todo en él es signo, siempre en crisis. La palabra es una forma de preguntarse por ese vacío, esa ausencia. Esto lo sabe Acantilado de Patricia Mata, quien nos permite ver estas incisiones, estas convalecencias tras ese vidrio que es la página. Libro escrito con miembros fantasma, es decir, con una mano y un ojo que trastocan lo real en una poesía sublimemente perturbadora, inquietante y certera como el bisturí con el que se escribe. Pareciera decirnos la autora que todos somos un mismo cuerpo: fracturado, expuesto, herido, tal como es el lenguaje hoy, la poesía, ese exquisito cadáver que nunca morirá.
Héctor Hernández Montecinos