De la poesía de Julio Palencia puede decirse, sin temor a equivocarnos, que es muy violenta: no es producto de la traspolación de valores sino de la rebeldía innata en un hombre que se debate entre el ser y el querer ser. No es su ejercicio literario un juego retórico sino una confesión de parte.
Este libro está asido en sus extremos por el amor y la esperanza, aunque en la elipsis se encuentra el dolor, el desencanto, la soledad, el abandono, el ansia, la frustración, el hedor humano, el recuerdo, la vida, pues, y todo atravesado de manera central por la muerte. El desenfado en la poesía de Julio Palencia no va en demérito de su obra; al contrario, confirma que a veces la forma y el contenido necesitan, además de la honestidad, la sinceridad.
Carlos López