En los últimos años, y luego de la sonada caída del Muro de Berlín, muchos teóricos supusieron con ligereza que ese hecho había marcado también el fin de la vigencia de un autor como Bertolt Brecht, tan predominante en gran parte del siglo XX. Lo hacían por asociarlo, de una manera unilateral y poco inteligente, al campo de un teatro solo político, que sin duda lo era, pero que era lo único que contenía su aporte estético. El especialista alemán en estudios teatrales Hans-Thies Lehmann sostiene de entrada en este ensayo que, en la actualidad, el interés por el creador de Madre Coraje se ha renovado de modo notable, dejando de lado, si es que alguna vez existió, esa declinación que le atribuía en la perduración de sus valores como dramaturgo y teórico. No hace falta ser profeta para darse cuenta, dice este ensayista, de la marcada tendencia que existe en estos días a la revalorización de Brecht. Y no solo porque, el auge del neoliberalismo, con sus abusos y fenómenos escandalosos, han reactualizado las críticas que Brecht hacía al capitalismo, sino por el hecho de que la realidad cambia en forma constante y en las piezas del dramaturgo alemán pueden encontrarse regularmente nuevas fuentes para pensar de nuevo el mundo y motivar el deseo de los sujetos de concebir estrategias inesperadas para concretar ese cambio.
Según Hans-Thies Lehmann hoy son tres los problemas fundamentales que obstruyen una buena lectura de Brecht. Uno es de naturaleza política y puede describirse como un dilema: si se quiere hacer justicia a los textos de Brecht es necesario reconocer la ínsita complejidad de sus enunciados, que lejos de ser unívocos o siempre transparentes, abren de modo dialéctico caminos a una riquísima polisemia que, sin despolitizarlo, lo hace más rico en opciones. Por eso, agrega Lehmann que “el interés por Brecht tiene hoy que ser pensado como algo combinado, compuesto a partir de distintos motivos.” La otra dificultad señalada por el teórico alemán es la traducción, que habitualmente ha perdido los variados matices de Brecht, banalizándolo. Y añade al respecto que de conocerse mejor la obra poética de Brecht es difícil se hubiera caído en esa formulación habitualmente simplista con que se concibe su teatro didáctico. “Nadie que escribiera tales poemas habría podido pensar de manera tan ingenua sobre el teatro”, afirma. La tercera dificultad a superar es la que surge de la idea de que Brecht era un individuo compacto. Al contrario, sostiene Lehmann, la lectura debe ser guiada por la certidumbre de que “Brecht es varios”, que las facetas que presenta el creador de Galileo Galilei son múltiples.
Y esto es lo que intenta demostrar en este meduloso libro Lehmann, tornar visible al otro Brecht, más allá de los clichés políticos, literarios y dramáticos. Además de la práctica y la teoría del teatro épico, en este volumen se somete a discusión lo que se conoce como sus “piezas didácticas”, en especial por su potencial para un teatro del futuro. Y se incluyen también detallados análisis de su obra poética que, en numerosas ocasiones, echa nueva luz sobre los textos teatrales. Hay además en el ensayo otros estudios dedicados a explorar los vínculos que ligan la obra de Brecht con la producción de autores como Beckett, Celan, Adorno, Benjamin y Althusser, y a inspeccionar motivos centrales de la obra de Brecht como son la muerte, el olvido y el derroche.