“Mi nombre es Mandrake. Soy abogado criminalista. El caso que voy a relatar comprueba, como dijo alguien cuyo nombre no recuerdo, que la verdad es más extraña que la ficción porque no está obligada a obedecer a lo posible.”
En las páginas de este libro reaparece Mandrake, el célebre personaje creado por Rubem Fonseca en las novelas El gran arte y Del fondo del mundo prostituto sólo amores guardé para mi puro. Esta vez Mandrake tiene que desentrañar dos misterios: el primero, ¿es alguno de los especialistas en libros raros del Club de los bibliomaniacos el culpable de la desaparición de la Biblia de Maguncia, uno de los primeros libros impresos en la prensa de Gutenberg? El segundo, ¿quién robó el singular bastón Swaine del propio Mandrake para cometer un asesinato?
Crímenes, traiciones, mujeres, trago, se confunden en un torbellino que sólo la inconfundible agilidad narrativa de Fonseca puede disipar.