El cine es mejor que la vida es la historia de una pasión correspondida: el cine y la vida de Emilio García Riera. Por lo mismo, es un libro de amor y de política, de enconos y simpatías, de obsesiones y, sobre todo, de sabiduría y de memoria.
No se puede ser un gran crítico y un historiador riguroso del cine si no se es, además, un narrador decidido. El cine es mejor que la vida incluye en sus páginas esta lección y este desafío. La prosa de su autor avanza con los impulsos del narrador de historias que sabe usar el sentido de la trama, el humor, la nostalgia y el recuerdo. No se puede ser un gran cinéfilo sin el don narrativo de quien entusiasma a la hora de contar una buena película. Este libro cuenta los sueños y las ambiciones del joven García Riera con las ilusiones y las certezas del García Riera de nuestros días.
En algunas de sus páginas puede leerse que la política debería ser el arte de hacer de la vida como el cine, convertir la vida humana en algo más justo, más satisfactorio y menos aburrido; algo con sentido y con estilo, como una buena película. Sucede lo mismo con El cine es mejor que la vida: hace la vida como el cine, vuelve la vida algo más satisfactorio y menos aburrido. Se trata de un libro con sentido y con estilo, como una buena película, pero algo más: ejerce la memoria de una forma clara, inteligente, entrañable, cosas no muy frecuentes en la literatura, el cine y la vida misma.