“Flores artificiales sucias en un florero de falso cristal. Muebles viejos arruinados. Ni siquiera un libro a la vista. Ropa descolorida. Un Sagrado Corazón de Jesús en la pared, también descolorido. El niño descalzo. Hubo un momento en el que la tristeza de las cosas fue mayor que el dolor de las personas.”
“Caray, doctor, hasta parece que nunca había entrado a la casa de un pobre.”
“Ya había entrado, sí. Pero mis ojos no siempre saben ver.”
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2012. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.