Nuestra educación sentimental proviene, en gran medida, de la banda sonora de la época en que crecimos, incluso si no somos particularmente fans de la que suena a nuestro alrededor. Podemos cuestionarlo, negarlo, rechazarlo, pero cuando ese soundtrack se extiende por décadas, se convierte en parte de lo que somos. Ni una sola palabra es una celebración de esa música de fondo que va cobrando relevancia a medida que maduramos y entendemos que no hay tal cosa como alta y baja cultura, solo productos culturales que nos gustan más que otros, que nos dicen más que otros. Ahí es donde aparece la figura de Paulina Rubio.
Los autores y autoras antologadas han elaborado veinte exploraciones que presentan a Pau en su esplendor, como el personaje sui generis de la cultura pop que es y como la artista que nos ha regalado canciones para amigarnos con desconocides en los baños de las fiestas y para cantar a coro mientras cae nieve en Madrid. Porque a todes nos gusta cantar, bailar y reírnos, y porque en estos tiempos aciagos, no podría ser más necesaria una compilación como esta, con historias lo mismo frescas y amenas que terribles, historias que nos interpelan haciéndonos reír y llorar o historias que nos molestan, pero que no nos dejan indemnes.
Entonces, el tema de este libro es un pretexto, un homenaje y una invitación. Un pretexto para hacer confluir a veinte de los mejores escritores y escritoras de cuento contemporáneo del país; un homenaje a Paulina Rubio, claro; y una invitación a la lectura desprejuiciada y al disfrute, desprejuiciado también, de toda la música.